Lleno de angustia
llamé a mi Dios,
y él me escuchó desde su templo,
¡mi oración llegó hasta sus oídos!
Hubo un temblor de tierra,
y la tierra se estremeció.
También los cerros temblaron
desde sus cimientos;
¡temblaron por el enojo de Dios!
Echaba humo por la nariz,
arrojaba fuego por la boca,
y lanzaba carbones encendidos.
Dios partió el cielo en dos
y bajó sobre una espesa nube.
Cruzó los cielos
sobre un querubín;
se fue volando
sobre las alas
Psalm 18:6–17