Todos estos animales dependen de ti,
y esperan que llegue la hora
en que tú los alimentes.
Tú les das, y ellos reciben;
abres la mano, y comen de lo mejor.
Si les das la espalda,
se llenan de miedo;
si les quitas el aliento,
mueren y se vuelven polvo;
pero envías tu espíritu
y todo en la tierra cobra nueva vida.
Psalm 104:27–30