No se ve mal que un ladrón
robe para calmar su hambre,
aunque si lo sorprenden robando
debe devolver siete veces
el valor de lo robado;
a veces tiene que pagar
con todas sus posesiones.
Pero el que se enreda
con la mujer de otro
comete la peor estupidez:
busca golpes,
encuentra vergüenzas,
¡y acaba perdiendo la vida!
Proverbs 6:30–33