Después tomó una copa llena de vino y dio gracias a Dios. Luego la pasó a sus discípulos y les dijo:
«Beban todos ustedes de este vino. Esto es mi sangre, y con ella Dios hace un trato con todos ustedes. Esa sangre servirá para perdonar los pecados de mucha gente.
Matthew 26:27–28