El Espíritu de Dios llenó a Jesús con su poder. Y cuando Jesús se alejó del río Jordán, el Espíritu lo guió al desierto.
Allí, durante cuarenta días, el diablo trató de hacerlo caer en sus trampas, y en todo ese tiempo Jesús no comió nada. Cuando pasaron los cuarenta días, Jesús sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
—Si en verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.
Jesús le contestó:
—La Biblia dice: “No sólo de pan vive
Luke 4:1–4