A los pobres y a los huérfanos
que me pedían ayuda
siempre los ayudé;
las viudas y los pobres
me bendecían y gritaban de alegría.
Siempre traté a los demás
con justicia y rectitud;
para mí, actuar así,
era como ponerme la ropa.
Fui guía de los ciegos
y apoyo de los desvalidos;
protegí a la gente pobre
y defendí a los extranjeros;
puse fin al poder de los malvados,
y no los dejé hacer más daño.
»Hasta llegué a pensar:
“Viviré una larga vida,
y tendré una muerte
Job 29:12–18