Ese pueblo siempre me ofende:
ofrece sacrificios a los ídolos
y quema incienso sobre unos ladrillos.
»Este pueblo se sienta en los sepulcros
y pasa la noche en las cuevas
para rendirles culto a sus muertos;
hasta come carne de cerdo
y llena sus ollas con el caldo
que ha ofrecido a los ídolos.
»Este pueblo anda diciendo:
“No se metan con nosotros;
somos un pueblo elegido por Dios”.
»Pero son un pueblo tan molesto
como el humo en las narices,
como un fuego que arde todo el día.
Isaiah 65:3–5