Por eso Samuel les dijo:
«Si de veras quieren volver a obedecer a Dios, dejen de adorar a los dioses ajenos, y a las imágenes de Baal y de Astarté. Adoren solamente a nuestro único y verdadero Dios. Así él los librará del poder de los filisteos».
Los israelitas dejaron de adorar a esos dioses, y adoraron solamente al Dios de Israel.
1 Samuel 7:3–4